La señora Fresia

Un día cualquiera...en mi peluquería se oyó el sonido envolvente de una agradable reunión. _ ¡¿Cómo está señora Fresia?!_ Saludé en la entrada. _ ¡Muy bien hijita!_ Me decía entusiasmada la clienta mientras se despojaba de su abrigo un tanto grueso para la época primaveral, pero muy necesario para su delicado cuerpo. Y continuó diciendo: _¡Bueno, todo lo bien que se puede estar a los 102 años! Tú comprenderás que a estas alturas hay que ponerle mucho empeño a la vida. _ ¡Claro señora Fresia! ¡En eso estoy también!_ Yo le aseguraba que mi ánimo iba en ascenso, aunque la verdad; muchas veces estuve en franca merma frente a tan divertida dama. Me preguntó aquel día a viva voz , sin la menor preocupación del auditorio en espera: _Y...¡¿Te divorciaste?!_ Le respondí un tanto confundida, pero también risueña por lo incómodo del momento: _No señora Fresia...¿Por qué me pregunta eso?_...