Lo miré desde arriba


El perdón, gran prueba...

Después de masticar nuestros dolores y decantar las rabietas, aparece la opción de perdonar o no los agravios que tienen diferentes magnitudes. Casi siempre confirmamos muy animadamente: No, si yo ya perdoné, es sólo que a veces me acuerdo y me siento molesta o herida, pero sí; ya perdoné...

Mmm...qué se puede decir ante tan elocuente afirmación. Pero está bien, es el paso a paso de  llegar a perdonar sin emoción adherida. Las recomendaciones de terceros nos alientan y nos torturan, porque el perdón tiene ese sentimiento de culpa añadido, ante la opción de estar causándole un dolor a "la", o "el"  causante del perjuicio, o también de estar siendo injustos con nosotros mismos.

El proceso es bastante burlesco, porque cuando ya estamos en franca meta, nos envía al punto de partida y sentimos que no hemos perdonado nada...Tropiezan nuestras emociones, destila nuestra alma y el cerebro parece gozar  con el martirio.

Perdonar es una sorpresa...¡sí!...porque de pronto somos neutros, y respiramos sin tropiezos; aquello que estuvimos disfrazando para evitar la  congoja, nos mira a la cara y no vemos nada, nos clama y es en vano, nos persigue sin alcance y es ahí; recién, que hemos aprobado la lección, antes sólo estábamos en camino y no podíamos forzar la marcha hacia el perdón.

Lo miré desde arriba

enfrentado, guerrillero

sonámbulo de explicaciones,

con un alma suplicante

y más miedo que orgullo. 

Puse mi mano en su herida

y él tercamente,

domaba su corazón.

(No gemiría delante de mí).

Me alejé en solitario

más lo llevé conmigo

¡Blasfemé en contra de su espíritu

rebusqué las faltas que antes me hirieron,

y soplé sus ojos para mantenerlo despierto

aún cuando hubiera querido

arrancarle el corazón con mis puños!

¿De dónde he sacado 

ésta aptitud de santa que no me queda?

Yo sólo quería entregarlo al carcelero

y aquí estoy,

lambizcónamente zurciendo su pecho

haciéndole grácil la vida,

y sin saber por qué, si él era rey,

me lo encuentro hoy...tan desgraciado.

Mirna Rudolph

Lago Ranco 

Chile


  

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