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El arroz de mi infancia

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  El arroz de mi infancia Desperté salivando por un delicioso  arroz, pero no por cualquier arroz…quería que fuese como el que mi padre preparaba...cuando remangaba su camisa y entraba en la faena de enjuagar los granos, para acto seguido dejarlos secar sobre un paño inmaculado, tiempo en que preparaba un sabroso pre frito tarareando sus milongas preferidas…mm…rememorar aquella rutina, me hizo regresar a cualquier domingo de mi infancia, donde la mesa respiraba satisfecha, porque nadie ese bendecido día; discutía para comer… Pero volví en mi, y también me remangué para comenzar la preparación, Carlos Gardel y su “Milonga sentimental” acompañaron mi cocina, no me di cuenta como mis lágrimas estaban sazonando aquellos granos, porque la imagen de mi chef favorito insistía en bailar conmigo…   Me habían contado que en su juventud mi viejo era fiestero, que bebía y fumaba, pero el que yo recuerdo no salía de casa, hacía pan, cocinaba rico y lavaba mi ropa igual que a mi, ...

La propuesta de Alicia

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Debido a una propuesta que mi amiga Alicia tenía para mi, quedamos en encontrarnos en una cafetería ubicada en cierta esquina de la plaza de Osorno. Llegué temprano a la cita  y me acomodé con vista al exterior. El día primaveral hacía burbujear las calles de tanto transeúnte festivo, y en aquel trance de gente yendo y viniendo comencé a recordar cuando Alicia y yo nos conocimos, allá por los años 80  y no pude evitar fantasear con la propuesta que dio motivo a la invitación. De pronto la veo venir con uno de sus característicos atuendos de falda larga y botines, complementado con un peinado al descuido. Levantó  la mano para saludarme a viva voz en cuanto entró al local _¡¿Amiga Berta cómo has estado?!_  Nos ofrendamos un caluroso abrazo. Y continuó exclamando: _Muy acogedor el lugar amiga, pero olvidaste algo importante: ¡Necesito fumar!_ Entre risas y elogios de inmediato fuimos al área de fumadores. A mi no me importaba que ella fumara en demasía y a ella tampoco...

La Chemita y el hilo rojo.

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  La Chemita tiene 92 años. Vive con su hija Clara, dos nietos, y su yerno, al cual azota con sus chistes varias veces al día. La abuela Chema no acepta que la traten como tal, ni que le digan señora Chemita. Viste pantalón oscuro y una suave túnica primaveral, su rostro refleja una década menos y eso la anima a compartir secretos de belleza. Ella deja a un costado a su flaco como le dice a su bastón, para ayudar en la cocina, trasladando en una bandeja las empanadas a la chilena que Sonia y Marta elaboran entretenidas para un encuentro familiar. Al mismo tiempo María coopera con el lavado de trastes dejando escapar alguna carcajada cada vez que la Chemita cuenta alguna anécdota de las tantas que tiene por ahí guardadas . Así avanza la mañana y las empanadas se van multiplicando mientras la cocina y todos sus elementos también disfrutan de cada historia relatada por la casi centenaria mujer, que mantiene la expectación de su auditorio de forma muy profesional. Según relataba, e...

Cables pelados

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Es la rivalidad entre hombres y mujeres un tema cíclico en la historia. Por mi parte los hombres de mi vida: padre, hermanos, hijos, esposo, amigos, maestros, son varones dignos de admiración. Cierto es también que hay hombres muy negativos, obviamente , como mujeres negativas también las hay; pero qué es esto de hoy en día, en que si no es un extremo es otro, junto a la nueva política de género que le pone más levadura a la masa.  Que los tiempos están cambiando no es novedad, y hace tiempo que estoy siguiendo el movimiento de los planetas que, lo crean o no, influencian energéticamente nuestra mente, emociones, cuerpo y  espíritu...Cada cierto tiempo tenemos la oportunidad de cambiar pero ¡por favor!, por qué no hemos aprendido a moderarnos al centro de la balanza. Ahora si no son la amazonas, son los machistas, los medio mujer, o los medio hombre, los que la lleven...Es una necedad de nuestra raza tratar de anularnos los unos a los otros... Escucho argumentos que a veces me...

Mis libros de auto ayuda

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  _¡Has estado toda la tarde de mal humor Magda!. ¡¿Cuál es tu problema?!_  _Lo siento madre... La verdad es que  mi mente y mi corazón no están de acuerdo desde la primera clase del taller de escritura. Nuestro profesor ha dicho que leer libros de auto ayuda es una pésima opción para convertirse en un buen escritor,  porque no deja opciones  para tener una buena crítica. _No opino lo mismo._Contestó Nora ensimismada en su teléfono celular...   ¡¿Madre cómo puedes pedirme que te explique lo que me pasa, si tú misma no prestas atención...?! Es que no encuentro que sea un gran conflicto hija. Es fácil...hablas con él y le explicas lo que realmente piensas...porque eso sí lo sabes ¿verdad? Claro que sí, solo que creo que yo soy alumna...estoy ahí para aprender...,y encuentro una falta de respeto no aceptar su criterio recién comenzando las clases. Pero tienes razón, le hablaré mañana. Magda repasó  ciertos hechos en su vida, que la habían llevado a p...

Apuesto al 21 Rojo.

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  Alguna vez escribí con el entusiasmo de una adolescente compartí historias  íntimas y ajenas  dentro de metáforas sutilmente maquilladas para embellecer la realidad. Hoy ya no encuentro a la joven de aquellos tiempos y las metáforas se presentan transparentes porque el  presente juega  rudo  y a la verdad ...  no le importa  parecer bella. Apostaré a ser  diferente aunque mi esencia sea intocable iré sin timidez, ni culpa ociosa porque no sé cuánta vida me quedará Honraré a mis abuelas con el mayor entusiasmo para que a los abuelos, no les quede más que felicitarnos. No culparé a los que se rieron de mi pues algunos ya murieron y otros  ya tienen carceleros. Probaré una vuelta nueva,  quizás sea la última en mi ruleta y aunque  salir disparada sea una posibilidad confío en que acertaré con el número de meta. No me maquillaré de ahora en adelante me siento tan optimista que seguro le doy al  21 rojo. Mirna Rudolph Lago Ra...

El viejo Pedro

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  Aunque las ciudades estaban cada vez más peligrosas, el viejo Pedro aún podía salir a caminar solo. El se daba cuenta que ya   no tenía la chispa de hace algunos años, su entusiasmo había ido languideciendo a la par con su cuerpo,  múltiples señales lo estaban acercando a un final seguro. Pensó que lo mejor sería ir ordenando las cosas que nadie querría tener cuando él ya no exista: libros, muebles heredados, cuadros…,en fin; recuerdos que solo a él le conversaban. La invitación para su partida estaba llegando casi sin darse cuenta, y asumía que en esa aventura..no podría llevar nada. Agradeció no estar en deuda económica con nadie   y si en lo moral causó daño, anheló el perdón. Caminó aquella tarde tranquilamente, meditando con las manos en los bolsillos, hasta que el sol le dijo: Hasta mañana Pedro.  Con la luz del ocaso, observó el frontis de  su casa y se sintió agradecido...,pero al ingresar; por primera vez percibió un aroma a viejo…un aroma difí...