Me cuenta Isabel que ha dejado el pasado atrás , pero que su pasado; se ha ido guiñándole un ojo. Entonces ha quedado con el enigma de que si acaso su pasado querrá volver algún día. Por su parte ella dice que no es una opción, porque no se imagina pisando los mismos hielos, ni rasmillándose con las mismas púas, piensa que sería escandaloso de su parte, que hasta ella misma se pifiaría, pero sí admite que podría ir de visita de vez en cuando hacia los buenos recuerdos. Lo dice como justificándose, como disculpándose por una opción muy propia y lícita, que no sería aceptada por los demás sin algún reproche.
¿Por qué queremos siempre estar de acuerdo con los demás?. ¡¿Quiénes son los demás?!. ¿Son los amigos? ¿Es la familia? ¿Son los conocidos?...¡¿Quiénes son los demás?!...¡Es toda la gente!
Es verdad que sí somos personas con sentido común, el criterio nos dirá qué cosas son única y exclusivamente resorte personal y qué otras cosas deberán ser un poco más analizadas, pero por ahora; solo nos enfocaremos en el "presente" de Isabel.
Puedo traer en materia de análisis el pasado vivo del Libro Santo con sus tragedias y buenas nuevas que después de dos mil años, aún sigue siendo un eterno presente, así como cualquier libro de historia vigente, porque ese canto de sirena que tiene el pasado, nos envuelve de vez en cuando para dejarnos como enamorado inexperto o como adulto niño.
Cualquiera podría pensar que cuando esto se detalla, es al amor de pareja al cual se refiere la consultante , pero se equivocan, porque el pasado lo comprende toda la experiencia humana floreciendo o marchitándose en nuestro interior. Con las palabras se evidencia que la vida comprende vínculos y eventos de distante índole e intensidad. Saber escuchar desde el punto de vista de un escritor, es tener material para la imaginación.
Hoy en día la máxima es que el pasado debe quedar atrás, que sólo el presente importa, que el futuro aún no llega y bla, bla, bla, bla, aunque por otro lado, se dice que debes ser previsor, programar tu futuro, preocuparte de tu jubilación, dónde vivirás, en qué trabajarás, qué comerás...La presión de un mundo que migra en palabras y conceptos en boca de puros graznadores causa el aturdimiento del deseo interior.
Cuántas personas "exitosas" han dejado todo para volver al tranquilo pueblo o calle donde se criaron, sólo para volver a sentir un poco del amor de sus padres o amigos que dejaron un recuerdo delicioso en su alma aunque ya no existan en este mundo, comprendiendo que los malos momentos existieron y no por eso su vida fue una tragedia insalvable.
El dilema de mi consultante, solo se soluciona preguntándose a sí misma: ¿Cuál es su verdad? Y Su íntima respuesta le marcará el camino a futuro. Solo ella la comprenderá y sólo a ella le atañerá. Yo seré una graznadora más de la cual oirá una opinión, con la única diferencia; que ella me preguntó.
Hasta dónde van tus sueños
sino hasta la luna.
Hasta dónde van tus alas
sino hasta cerca del sol.
Porque no te detienes
al paso de huracanes...
es que pienso en tus hazañas
y te trasluces como velo oriental.
Porque el pasado ya no existe
y el futuro aún no está,
ordeno mi mundo cognitivo
y separo los sueños del actuar.
…Dame un tiempo,
entre desiertos y valles en flor,
para mostrarte lo que creé,
cuando aún
no era un ser mayor.
Pues cuando tenía seis años,
es a veces mi presente
y aún en el futuro con sesenta,
siempre tendré seis en el corazón.
Mirándome al espejo
con las tripas revueltas en flor,
consigo ser asertiva
cuando ejecuto el conjugar
de los verbos ser o estar.
Comparte conmigo la sabiduría
para poder... ¡salir a volar!.
¡No me digas que no me entiendes!
¡No me dejes en laberinto hecho de montañas!
recuerda que solo tengo seis años
y me cuesta dejar de soñar.
¡Sopla ya tus palabras!
porque si el tiempo pasa,
para mi será un eterno presente,
que no distingue entre risas y lloros
pues todo es un juego...
donde confundo,
la niña María con los elefantes balanceándose,
junto a una leche y galletas con vitaminas.
Reconóceme amigo
ya que en tu corazón vives,
con los mismos seis de mi niñez.
Mirna Rudolph
Lago Ranco
Chile
Siempre dan ganas de seguir la historia...
ResponderEliminar