Leyendas de Lago Ranco, Chile. (II)









Los cueros
                                                                                              ( Mirna Rudolph)

Según cuenta la leyenda de los cueros, hace muchos años atrás...cierto día; doña Ana y doña Ester, planificaron  ir al sector de Trauquén en el Lago Ranco, para enjuagar  lana, ya que el día escogido se avecinaba soleado y prometedor de un buen secado. Para esto prepararon a los niños, guardaron pan amasado, queso, papas, verduras verdes, tomates para ensalada y los hombres terminaron de embarcar un tierno cordero para el asado familiar.
El viaje partió muy temprano en un camión cargado con toda la familia, más o menos unas 25 personas, entre abuelos tíos, hermanos y primos. El camino un tanto accidentado y polvoriento no bajaba los ánimos de los visitantes, que cada año repetían el mismo paseo familiar. Era un esperado y alegre día del cual  quedarían fotografías divertidas, que solo se podrían ver después de que algún familiar fuera a la ciudad más cercana para revelar las fotografías.
En fin, al llegar a la playa; doña Ana y doña Ester, ajustaron sus sombreros y remangaron sus vestidos para darse a la tarea de  enjuagar la lana que traían previamente lavada, la ponían en canastos de mimbre y sumergían una y otra vez el canasto hasta que la lana quedara buena para hilarla con el huso.
Los hombres reían encargados del asado y doña Ana después de tender la lana sobre la playa, cogió a su niño y lo alimentó bajo un sauce que terminaba de enraizar en el agua. Bajo la sombra del árbol, el niño recogía un poco de brisa y la madre pasaba su mano sobre su frente para secar su transpiración. Habiendo cumplido con su labor, la mujer dejó a su hijo jugando bajo la sombra del sauce y constantemente levantaba la cabeza para mirarlo, pero al ir al convite del mate; en un santiamén el niño ya no estaba...todos buscaban y gritaban llamándolo, pero nada...parecía que la tierra o el agua se lo habían tragado...
El dueño del lugar acudió a los gritos y desesperos y al conocer lo sucedido les dijo muy angustiado:
_ ¡Esos han sido los cueros que se lo han llevado!_
_ ¡¿Quienes son esos?!_ gritaban los afligidos.
_Son animales que se acercan a la orilla muy sigilosos, son delgados y oscuros y les gusta atrapar a la gente que se descuida en la orilla. Si atrapan a alguien, ya no lo dejan volver. Los cueros ya se han llevado al niño a las profundidades donde ellos viven, no lo regresarán._  
Todos estaban muy tristes el hermoso paseo se había transformado en un día fatídico y la gente nunca más olvidaría que los cueros existen en el Lago Ranco, y que por lo tanto; no hay que descuidarse nunca, nunca, al acercarse a sus aguas.
Fin

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