No sé si lo leí, o lo soñé...

 



Lo siento, lo siento tanto...hay días en que flaqueo y al parecer, comparado con males mayores; lo mío es muy simple, pero es lo mío y lo vivo a concho. 

Hoy me vi en la cima de una montaña, caía una fresca garúa de madrugada, yo estaba en el suelo cubierta por una larga y oscura capa, lloraba por la tristeza que me embargaba...venían voces por mi lado izquierdo que desaparecían cuando les preguntaba si venían en nombre de la verdad, pero cuando de pronto la voz vino por mi derecha, ya no pregunté más...porque quien  habló; me tomó en sus brazos para dejarme en un  mullido y alborotado valle, el cual era regado por un  resplandeciente río; por lo tanto, ahí ya no había llovizna y muchas mujeres lavaban en el río. Yo ya no era mayor; era muy pequeña y quería estar en el agua, mamá me tomó y me dió leche de su pecho...primero uno, luego el otro cargado de amor y nutrición para mi alma, cuando miraba su rostro también podía ver  el intenso azul del cielo. Ella me dejó en mi cuna  meciéndome, nuevamente podía ver el cielo, los pájaros y las mariposas, mi cuna era de latón verde un tanto oxidado, pero no la olvidaré, era la cuna más hermosa donde podía reposar mi alma de niña.

Perdóname madre cuando me pongo triste, no es siempre; pero como tú sabes, a veces me sucede...

Gracias por estar siempre, por darme de comer aunque sea en sueños... 


Me alimento 

día a día de las letras

me ha engordado el alma

ya no cabe en mi cuerpo.

Talvez algunos sabios

deban descansar en estantes

y yo, deba ir a pasear.

Mi alma no ha olvidado

que la piel es para sentir.

Ojalá te encuentre hoy

ojalá también tu cuerpo

te haya invitado a pasear.

Hace tiempo que quiero verte

para encerrarme contigo

en un ostentoso paréntesis.

Mirna Rudolph

Lago Ranco

Chile

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