Cocinan para mi, y yo lo disfruto.




El que un hombre cocine hoy en día, no es para asombrarse. Yo crecí viendo que mi padre cocinaba los domingos que  amasaba el pan, y también lavaba nuestra ropa si era necesario. Reconozco que no enseñé a mis hijos varones a cooperar en casa, puede haber sido debido a mi equivocada visión de aquellos tiempos, que planteaba a una mujer apoyadora, que hacía todo lo posible para que todos estén bien. La cuestión es que en alguna oportunidad una de mis hijas me preguntó: ¿Mami por qué a los chicos no los mandas a poner la mesa, ni tampoco a retirar las cosas de ella?. Buena pregunta... ¿Qué estaba repitiendo yo?...Pues lo mismo que hacían mis tías y abuelas...servir, atender...satisfacer las necesidades de la familia para que la familia sea feliz, asumiendo el papel de lo que debía hacer una mujer, dejando el descanso para cuando terminara toda labor, aunque nadie lo imponga, solo por una opción casi inconsciente de hacer lo que hay que hacer. También tendría que preguntarme, por qué solo tomé de ejemplo a mi género, ejemplos de mujeres no muy felices con tanta responsabilidad, pero sí muy satisfechas de cumplir bien con el deber... pero ignoré el bonito ejemplo de mi padre.
Hoy en día disfrutar de las atenciones en la cocina, o en la casa en general, es un deleite, pero es un deleite  que solo se puede disfrutar, después de sacudirse la obligación de "tener" que hacer tal o cual cosa.

Brioso y genuino 

es escribir...

Como cuando cocinas para mi

o se va  poblando el jardín.

Mirna Rudolph

Lago Ranco 

Chile

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