Me alimento

 


A veces sólo necesitamos descansar; ¡hasta!...de lo que más nos gusta. ¡Sí!, porque nos enfrascamos tanto en lo que hacemos, que la vida quiere sacudirnos con buena onda, o con cosas inesperadas venidas sólo por intuición, aquellas como las tincadas, las ocurrencias, o las ideas locas.
Personalmente creo que de pronto me gustan "las tincás", como que casi siempre me traen resultados alegres. Alguna vez me dio la tincá de hablar con mi perrita de un problema serio, porque sentí que ella me daría  la solución al mismo, sus ojos estaban tan atentos al relato, que sólo parecían faltar unas galletas y algo de beber para una tarde de íntimas amigas. Conversamos toda la tarde...con su cola me decía: ¡Continua, continua! Y yo ahí; contándole ¡hasta! lo que a nadie he dicho...De vez en cuando ella me dirigía un ladrido para aportarme alguna idea, yo me reía de su astuto y liberal pensamiento, porque también me contó algunas cosas de su vida que nunca hubiese imaginado.
Diana (es así como se llama mi perrita), me comentó que ella siempre conversaba con la gata vecina, sólo de cosas que sucedían durante el día, "porque lo de ayer", ya no importaba. 
No estoy arrepentida de haber dejado lo que me gustaba aquella tarde, para salir a pasear con ella y conversar. Sus ojos son incansables y lo mejor de todo, es que sí me dieron la solución al problema. 

Me alimento 
día a día de las letras,
me ha engordado el alma
ya no cabe en mi cuerpo.

Tal vez algunos sabios,
deban descansar en estantes
y yo, deba ir a pasear.

Mi alma no ha olvidado
que la piel es para sentir.

Ojalá te encuentre hoy.
Ojalá también tu cuerpo
te haya invitado a pasear.

Hace tiempo que quiero verte
para encerrarme contigo
en un ostentoso paréntesis.

Mirna Rudolph
Lago Ranco
Chile

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