La separada
Separarse de una pareja, esposa, o esposo...siempre que haya habido amor y un tiempo considerable de relación, es una de las decisiones más difíciles que podemos experimentar.
Para algunos será después de muchos intentos, remordimientos y culpas; para otros será un alivio después de años de fatiga.
La decisión de separase, será una situación que irá madurando poco a poco, no es algo que se produzca de buenas a primeras, pues no resultará después de una discusión, ya que ciertamente una vez que haya pasado el enojo, la pareja reflexionará y lo intentará nuevamente.
Una separación no quiere decir que uno sea el malo o la mala y el otro sea el bueno o la buena, simplemente cuando ya se agotan las conversaciones, el evento está cada vez más cerca.
Según sea el caso, seguramente existirán hijos, nietos o familiares que se verán afectados, experiencia que nadie quiere cargar, pues quien se precie de ser un buen ser humano... no gustará de ser el causante del sufrimiento de los demás, sobre todo el de seres tan cercanos como los hijos.
En fin; cualquiera de los dos que tome la decisión... moverá piezas dentro de su entorno que cambiarán el rumbo de muchas vidas.
Por increíble que parezca es un proceso necesario para salir del círculo del sufrimiento, o la insatisfacción personal. Cada uno deberá enfrentar un futuro no predecible y no por eso menos desafiante; lo cual genera mucho miedo e incertidumbre, problema que muchas veces hace retroceder la toma de decisiones.
Una vez la persona ha completado su proceso, podrá evaluar la transformación que está teniendo lugar en ella, observar su relación desde afuera para saber en qué falló...no en que falló el otro u otra; sino en qué falló personalmente, porque todos...cuál más, cuál menos; tenemos que hacernos cargo de nuestro papel en el reparto de nuestra obra.
La pareja puede elegir; no verse nunca más, seguir en contacto, regresar juntos, o ignorarse.
Hay relaciones que no dejan bellos recuerdos, pero también existen las que sí dejan éstos bellos recuerdos y son más difíciles de olvidar. El secreto está en no tirar a la basura lo bueno y tener el valor de escudriñar en lo malo, para disponernos a cambiar.
La vida no para, y cada día trae diferentes experiencias que mueven el tablero de nuestro juego, haciéndonos retroceder o avanzar, presionándonos a tomar decisiones cualquiera sea la índole del asunto a resolver.
Quien no haga lo que tiene que hacer, siempre culpará al otro y se victimizará, y aunque no lo crea; con su sufrimiento encubierto causará mucha más insatisfacción.
Enfrentar a la sociedad, es también un evento complicado para el desafiante libre albedrío de un separado o separada, pues muchos se sentirán con el derecho de enjuiciar sus actos y culpable o no; de causar sufrimiento a los demás, no es algo en lo que deba opinar quien no estuvo en esas cuatro paredes, como ser vecinos y vecinas, familiares o diferentes espectadores.
Ciertamente el juicio ajeno es causante de una dolor extra, pero no por eso ha de ser tomado como algo que nos desplome.
Para mi la vida está hecha de poemas, poemas que se desbordan como flores en las jardineras , pero no todas las personas las pueden leer igual.
Hace bastantes años que me he desarrollado como una buscadora autodidacta en el estudio de cómo funciona nuestra psique, tanto a nivel mental, emocional y espiritual; sin olvidar los efectos que en nuestro cuerpo físico van dejando las distintas experiencias, y como escritora; también he encontrado formas de manejar las frustraciones, las alegrías e incertidumbres etc, a través de poemas que sintetizan emociones, eventos o sueños...es así como he acompañado éste escrito con un poema que representa el coraje y la valoración que es necesario tener ante elecciones que sólo el que las vive, sabe por qué las vive.
La separada
Cuelga de los balcones la poesía florecida.
Los chismosos dicen que es sinvergüencería
y amarran sus caderas diciendo:
¡Allá va, la que estaba sola! ¡La separada!
Ellos no recorren la rumba de un poema.
No leen jardineras.
Mirna Rudolph
Lago Ranco
+Chile
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